El viernes 26 de agosto nos levantamos muy temprano para iniciar la vendimia 2011. Este día lo dedicamos a la elaboración de blanco.
Aunque no tengo uva blanca, toda es tinta, es posible hacer vino blanco a partir de ésta aunque resulte más laborioso.
Muy temprano, con el propósito de que el sol no calentara la uva, cosechamos las viñas más sombreadas, más regadas, menos maduras y de menos contenido en azúcar. Todos sabemos que un blanco de calidad requiere más acidez y menos graduación alcohólica que un tinto. Además, el blanco precisa de una fermentación lenta que no sobrepase los 25º de temperatura en todo el proceso, por ello conviene que no llegue la uva caliente a la cuba de fermentación. Recolectamos uva de la variedad Tempranillo y Garnacha.
También es muy importante que al lagar llegue la uva de calidad y en las mejores condiciones posibles. Por ello desechamos cualquier parte del racimo que se vea seco o con uvas podridas o picadas por los pájaros. Utilizamos la caja cunera que contiene entre 15 y 18 kgs. de uva, con el objeto de que no se rompan por su propio peso y no lleguen al lagar con procesos de fermentación iniciados.
Una vez cosechada la uva procedimos a su estrujado y separación del mosto de lágrima de los hollejos mediante una caja bien lavada y desinfectada con lejía.
El mosto filtrado pasó a la cuba de fermentación de blanco, de 300 lts. y acero inoxidable, y los hollejos a las cubas de fermentación de tinto.
Una vez llena la cuba, se sulfitó convenientemente para retardar el inicio de fermentación de modo que nos diera tiempo a desfangar y decolorar el mosto pues, aunque tuvo poco contacto con los hollejos, quedó bastante materia colorante (parecido a un rosado). Seguidamente apliqué 150 gr. de bentonita (una arcilla muy fina utilizada para clarificación y decoloración de vinos), que tenía preparada desde la noche anterior, e introduje la garrafa de hielo para enfriar el mosto y, con todo, propiciar la decantación de las materias colorantes al fondo de la cuba.
Al día siguiente descubé el mosto, bastante más blanco, pasándolo a otra cuba y despreciando los últimos 50 lts, del fondo que eran mucho más tintos debido al proceso de decantación. Ahora se encuentra a la espera de iniciar la fermentación, en cuba con tapa floja, si ello se retrasa aplicaré alguna cantidad del pie de cuba para forzarla con levaduras indígenas seleccionadas de la finca.
El sábado 27 de agosto cosechamos la uva para vino tinto. En su totalidad de la ladera de la viña más soleada, aireada y más madura. Principalmente de la variedad Tempranillo aunque también lleva proporciones de Cabernet Saubignón, Sirah, Garnacha y algo de Merlot.
En la foto algunas de las vendimiadoras, ya terminando, que animosamente se levantaron a las 6´15 de la mañana para hacer el trabajo.
Como curiosidad, os diré que en la primera imágen se ve parte de Sierra de Gádor que coincide justamente (aunque no se aprecia por falta de calidad) con el lugar donde recientemente se produjo el fuego que arrasó alrededor de 50 has. de monte bajo. Para su extinción se utilizaron 15 helicopteros y dos hidroaviones y esa mañana el espectáculo aéreo nos tuvo muy entretenidos.
Como curiosidad, os diré que en la primera imágen se ve parte de Sierra de Gádor que coincide justamente (aunque no se aprecia por falta de calidad) con el lugar donde recientemente se produjo el fuego que arrasó alrededor de 50 has. de monte bajo. Para su extinción se utilizaron 15 helicopteros y dos hidroaviones y esa mañana el espectáculo aéreo nos tuvo muy entretenidos.
Una vez cosechada, la uva pasó a la estrujadora despalilladora y la pasta (hollejo incluido) pasó a las cubas de fermentación.
En este punto es importante señalar que para conseguir buen vino se necesita uva de calidad por lo que despreciamos todos los racimos en mal estado e incluso los pasificados o demasiado maduros.
También es muy importante que la uva tenga poca temperatura, que la máquina despalille correctamente y no rompa demasiado la balla y no toque las pepitas. Estas y los raspones del racimo confieren al vino sabores herbáceos, clorofílicos y muy asperos, con demasiados taninos verdes.
Por la noche celebramos la correspondiente fiesta de la vendimia con algunos invitados y algunos mojitos que nos preparó diligentemente el Josua.
El domingo 28, por la tarde, ya había una cuba de fermentación de tinto con síntomas de haber iniciado el proceso. Procedí a efectuar el primer bazuqueo (hundimiento del hollejo para mezclarlo con el mosto con el fin de que no se seque y no aparezcan mohos, hongos o bacterias perjudiciales sobre la superficie y para extraer el máximo de color de los hollejos), con el bazuqueador de acero inox de cuatro aspas.
A partir de ahora el tinto requiere de dos o tres bazuqueos diarios hasta que el mosto-vino obtenga el color deseado. También hay que controlar diariamente la temperatura de fermentación y si observamos que puede pasar de los 35º C habrá que enfriar las cubas con agua o introduciendo garrafas de hielo, bien cerradas, en la pasta en fermentación, para que no se volatilicen y pierdan los aromas más interesantes del vino.