Quisiera tener más luces para poder expresar correctamente este sincero homenaje.
Creo que es el primer amigo que se me va. Se me ha ido mucha gente conocida y muchos familiares directos, pero nunca me había pasado con alguien al que consideraba un amigo. No quiero volver a tener esa sensación, la vida no es justa, los hombres menos aún. Pero en Paco, por mucho que busque y rebusque en mi memoria, no encuentro un sólo pero o reproche que se le pudiera hacer. Una gran persona y un gran profesional, con gran empatía hacia el agricultor, nunca pensaba en vender, nunca en el interés de la empresa, siempre en el interés del campo. Y ese fué el gran activo, entre otros muchos, que afianzó la fidelidad de los agricultores hacia Campoejido.
Se ha ido de forma inesperada, sin llamar mucho la atención, sin que mucha gente se entere, sin molestar, como a el le gustaba. Se lo ha llevado "lo nuevo de ahora", como sabiamente me apuntó el anciano cuidador de los jardines del tanatorio, por viejo que sea.
Quiero hacer especial mención a Rosa y Juan Carlos, sus amigos del alma, que se han portado extraordinariamente acompañando a la familia en la enfermedad y en el duelo. Rosa me decía: "pero si el sábado por la noche estuvimos de cervezas juntos en un chiringuito de Almerimar .... sólo hace cuatro dias". Muy buenas persanas esta pareja.
En estas ocasiones uno dice muchas cosas, incluso obviedades y tonterias, como intentando abstraerte con la conversación y apartar de la mente el trágico desenlace, recordando a la persona en vida sin concluir que no la volverás a ver más ni volverás a disfrutar de tus afanadas discusiones políticas o simplemente mundanas que, por otra parte, había que provocarlas. No volverás a oir un elogio hacia tu vino salir de su boca.
Hacía algo más de ocho años que no salían lágrimas de mis ojos, en aquella ocasión fué por un motivo egoista, esta vez no, o eso espero.
En estas ocasiones pienso cuan necesaria sería la existencia de un Dios.
Gracias Paco.